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Enfermedad Neumocócica

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VACUNA POLISACARIDICA NO CONJUGADA 23-valente (PPV)

Composición

Es una vacuna polivalente compuesta por polisacáridos capsulares de 23 serotipos distintos de neumococo (25 pg de cada uno) en una suspensión total de 0,5 mI, que causan aproximadamente el 90% de las infecciones neumocócicas graves en Estados Unidos y en otros países. Los serotipos incluidos en la vacuna son los siguientes: 1,2,3,4,5, 6B, 7F, 8, 9N, 9V, 10 11 12F, 14, 15B, 17F, 18C, 19 19F, 20, 22F, 23F y 33F.

Los polisacáridos capsulares presentes en la vacuna, promueven la producción de anticuerpos específicos para cada tipo capsular neumocócico. Sin embargo, no inducen inmunidad frente a las infecciones causadas por otros tipos capsulares no presentes en la vacuna, ni frente a otros patógenos no relacionados.

Inmunogenicidad y eficacia

Más de un 80% de los adultos sanos presentan una respuesta específica de antígeno que se manifiesta a las dos o tres semanas por un incremento de dos o más veces en las concentraciones de anticuerpos prevacunales. La respuesta inmunitaria no parece ser de igual magnitud para todos los serotipos incluidos en la vacuna. En los adultos jóvenes y sanos los anticuerpos persisten, como mínimo, 5 años. La inmunogenicidad varía en función de la edad y de determinadas enfermedades de base: en los niños menores de 2 años no es inmunógena y en los mayores de 65 años y en los afectados de enfermedades inmunosupresoras es menos inmunógena. En niños con síndrome nefrótico o asplenia, en personas inmunodeprimidas y en los esplenectomizados, los anticuerpos comienzan a disminuir a los 3-5 años de la vacunación. Entre los 2 y 5 años de edad, la respuesta es todavía escasa, la mayoría de las veces poco intensa y de corta duración, a pesar de ello la vacunación está indicada en personas con factores de riesgo. Sólo a partir de los 8-10 años la respuesta es equiparable a la obtenida en la población adulta. La eficacia de la vacuna en la prevención de la enfermedad invasora es del 56-8 1 %.

Efectos secundarios

El 50% de los vacunados presentan efectos secundarios locales leves tales como inflamación, induración y eritema en el lugar de la inyección, y sólo en menos del 1 % se han descrito reacciones locales intensas. La incidencia de reacciones anafilácticas es muy rara, aunque pueden presentarse reacciones alérgicas leves. En los niños suele ser frecuente la aparición de febrícula, siendo más raro en los adultos. Se han descrito casos ocasionales de trombocitopenia, alteraciones neurológicas y síndrome de Guillain-Barré, aunque la relación de causalidad con la vacuna no ha podido ser establecida.

Indicaciones

La indicación aceptada en la actualidad es la prevención de neumonías neumocócicas y de infecciones sistémicas neumocócicas producidas por los serotipos incluidos en la vacuna, en sujetos con alto riesgo, a partir de los dos años de edad:

Está indicada en los siguientes grupos de riesgo:

O Personas mayores de 2 años inmunocompetentes con enfermedades crónicas tales como cardiopatías, EPOC, alcoholismo, cirrosis, insuficiencia renal, síndrome nefrótico, diabetes mellitus, fístula de LCR, tabaquismo.

O Personas mayores de 2 años inmunodeprimidas, con asplenia anatómica o funcional (incluyendo pacientes a esplenectomizar), mieloma múltiple, insuficiencia renal crónica, síndrome nefrótico, anemia falciforme, drepanocitosis, linfoma, enfermedad de Hodgkin, infección por el VIH y trasplantes de órganos.

O Pacientes con infección por VIH, asintomático o sintomáticos.

O Personas mayores de 65 años.

O Personas que residen en instituciones cerradas.

O Todas las personas mayores de 2 años de edad que estén tomando algún medicamento o

estén en un tratamiento que reduzca la resistencia del cuerpo a las infecciones, tales como:

- esteroides a largo plazo

- terapia de radiación

- ciertos medicamentos contra el cáncer

O En niños menores de 2 años no está indicada, ya que los polisacáridos capsulares se comportan como antígenos independientes de los linfocitos T, por lo que la respuesta inmune es débil, de corta duración y no induce memoria inmunológica.

O Esta vacuna no está indicada en las infecciones recurrentes del tracto respiratorio superior, particularmente la otitis media y la sinusitis.

Pauta y vía de administración

La vacuna se administra por vía intramuscular (en músculo deltoides) o subcutánea. Se administra una dosis de 0,5 ml. La revacunación, con una sola dosis, está indicada en los siguientes casos:

- A los 3 años de la primera dosis en niños menores de 10 años y con alto riesgo de infección neumocócica (asplenia anatómica o funcional, síndrome nefrótico, insuficiencia renal, trasplante renal).

- A los5 años de la primera dosis en personas de edad igual o mayor de 65 años, si habían recibido la primera dosis antes de los 65 años.

- A los 5 años de la primera dosis en personas que pertenezcan a los siguientes grupos de alto

riesgo (asplenia, leucemia, linfoma, enfermedad de Hodgkin, infección por VIH, mieloma, neoplasia diseminada, insuficiencia renal crónica, síndrome nefrótico, tratamiento con quimioterapia y trasplantados).

Contraindicaciones y advertencias

La reacción anafiláctica tras la vacunación es una contraindicación absoluta para la vacunación. La seguridad de la vacuna durante el primer trimestre del embarazo no ha sido evaluada. No hay pruebas de que la vacuna sea dañina ni para la madre ni para el feto, pero las mujeres embarazadas deben consultar a su médico antes de vacunarse. Si es posible, las mujeres en alto riesgo de contraer la enfermedad neumocócica se deben vacunar antes de quedar embarazadas.

Interacciones

La vacuna antineumocócica puede administrarse al mismo tiempo que la vacuna antigripal, inyectándola siempre en lugares anatómicos diferentes. No presenta interacciones con ninguna vacuna ni producto inmunobiológico.

El tratamiento con Inmunosupresores y la radioterapia pueden reducir o anular la respuesta inmune a la vacuna. Este fenómeno no se aplica a los corticoides utilizados como terapia de reemplazo, a la terapia sistémica de corto plazo (menos de dos semanas) o por otras vías de administración que no causen inmunosupresión.

Por lo tanto, los pacientes que deban ser tratados con drogas inmunosupresoras, incluso aquellos que son candidatos a transplantes de órganos, deben recibir la vacuna por lo menos 10 días y preferiblemente 14 días antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor; caso contrario, es preferible posponer la vacunación hasta haber concluido el tratamiento.

Los pacientes con enfermedad de Hodgkin no deben recibir la vacuna durante el tratamiento inmunosupresor o durante la quimioterapia y/o irradiación dado que la inmunosupresión causa depresión de los títulos de anticuerpos a niveles por debajo de los previos a la vacunación. Según algunos estudios los pacientes con linfomas, especialmente con enfermedad de Hodgkin, deben ser inmunizados al menos 10-14 días antes de instaurar el tratamiento antineoplásico.

El intervalo entre la interrupción del tratamiento inmunosupresor y la recuperación de la capacidad del paciente para responder a un agente inmunizante activo depende de la intensidad y del tipo de tratamiento imunosupresor utilizado, de la enfermedad subyacente y de otros factores. Se estima que este intervalo puede variar de 3 meses a 1 año.

Conservación

La vacuna debe conservarse entre + 2 y + 8 y no se puede congelar.

 

VACUNA POLISACARÍDICA CONJUGADA

Es una vacuna fabricada a partir de polisacáridos capsulares de diferentes serotipos de S. pneumoniae, conjugados con una proteína transportadora con el objetivo de transformar la respuesta inmune inducida de T-independiente a T dependiente.

Otras vacunas conjugadas 9-valentes y 11-valentes están en fase de experimentación.

Composición

La vacuna actual contiene polisacáridos capsulares de 7 serotipos (4, 6B, 9V, 14, 18C, 19F y 23F), conjugados individualmente con una proteína transportadora, una mutante no tóxica de la toxina diftérica (CRM 197). La vacuna contiene por cada 0,5 ml los siguientes componentes: 2 microg de cada uno de los polisacáridos capsulares, excepto del serotipo 6B del que contiene 4 microg, 20 microg de CRM1 97 y 0,125 mg de fosfato de aluminio como adyuvante.

Inmunogenicidad

La relativa incapacidad que tienen los niños para generar anticuerpos frente a los glúcidos contenidos en la cápsula que rodea a bacterias de las especies Neisseria meningitidis, Haemophillus influenzae y Streptococcus pneumoniae, hace que estas especies constituyan los tres principales causantes de las meningitis bacterianas y otras infecciones bacterianas invasivas infantiles.

Tales glúcidos capsulares (polisacáridos y oligosacáridos, ligados en ocasiones a lípidos) presentan unas características únicas desde el punto de vista inmunogénico, muy diferentes de las proteínas. Entre ellas, la más importante es la de no requerir la presencia de linfocitos T para inducir la respuesta inmune.

Frente a esa importante ventaja, los antígenos bacterianos de tipo glucídico presentan inconvenientes no menos importantes, desde una perspectiva terapéutica, como es la incapacidad para inducir la memoria inmunogénica y tener una baja inmunogenicidad en niños pequeños, ancianos e inmunodeprimidos.

Estas propiedades de los glúcidos capsulares bacterianos condujeron al abandono del desarrollo de vacunas a base de glúcidos puros. Sin embargo, estas limitaciones fueron superadas con la tecnología de las vacunas conjugadas, en las que un antígeno de tipo glucídico es acoplado químicamente (conjugado) con una proteína que sirve como soporte. Las proteínas habitualmente utilizadas para actuar como soportes de estos glúcidos provienen de Corynebacterium diphtheriae o de Clostridium tetani generalmente en forma de variantes atoxicas de sus toxinas.

El extraordinario éxito alcanzado por las vacunas conjugadas de Haemophillus influenzae de tipo B y de Neisseria meningitidis ha puesto de manifiesto el valor de esta tecnología, que ha permitido desarrollar esta vacunas conjugada con Streptococcus pneumoniae.

La vacuna conjugada induce la formación de anticuerpos específicos de tipo que se unen a los polisacáridos capsulares de la bacteria y producen su opsonización, fagocitosis y muerte. Su conjugación a una proteína convierte al polisacárido en timo-dependiente, confiriendo una mayor respuesta de anticuerpos, memoria inmunológica y una mayor afinidad por el microorganismo. Al inducir una respuesta timo-dependiente es eficaz en niños a partir de los 2 meses de edad.

Aunque se presenta cierta respuesta de anticuerpos a la toxina diftérica. la Inmunización con la vacuna conjugada no sustituye a lo inmunización rutinaria contra la difteria.

Eficacia

La eficacia clínica de la nueva vacuna ha sido contrastada en un amplio ensayo clínico realizado en California (Estados Unidos), sobre cerca de 38.000 niños menores de dos años. El estudio fue multicéntrico y se utilizó como control la vacuna meningococica C, investigándose la inmunogenicidad y la reactogenicidad de la vacuna.

Después de la serie primaria (tres dosis), más del 97% de los niños alcanzan concentraciones de anticuerpos iguales o superiores a 0,15 microg/ml para todos los serotipos incluidos en la vacuna, presentando valores superiores a 1 microg/ml después de la dosis de recuerdo. Estas cifras son las usadas con mayor frecuencia para definir la protección a corto y largo plazo frente a la enfermedad invasora por neumococo. Además de valorar la concentración de anticuerpos específicos hay que considerar su avidez por el antígeno, ya que este parámetro se correlaciona con la capacidad bactericida. Algunos estudios en los que se ha utilizado vacuna conjugada como dosis booster han detectado una mejor respuesta en relación con la avidez de los anticuerpos. En los niños mayores de 2 años afectos de drepanocitosis se ha demostrado que después de la inmunización con la vacuna heptavalente seguida a las ocho semanas de la vacuna 23-valente se alcanzan concentraciones de anticuerpos frente a los 7 serotipos incluidos en la primera vacuna más elevadas que las alcanzadas por los niños que sólo reciben vacuna no conjugada. Estudios realizados en niños infectados por el VIH también demuestran una mayor inmunogenicidad de la vacuna conjugada. Según datos del ensayo clínico realizado por el Northern California Kaiser Permanente Vaccine Study la eficacia de la vacuna es del 97,4% ( para la prevención de las formas invasoras de la infección neumocócica causadas por los serotipos incluidos en la vacuna; al considerar todos los serotipos de neumococo, la eficacia se sitúa en el 89,1% (1C95%:73,7-95,8). Según datos del mismo estudio, se estima que la vacuna previene el 7% de los episodios de otitis media, disminuye un 8,9% el número de visitas por esta causa, un 20,1% la necesidad de colocar tubos de timpanostomía y un 22,8% los casos de otitis media crónica. En relación a la neumonía, la eficacia de la vacuna es del 13,8% en los casos de diagnóstico clínico con estudio radiográfico de sospecha, del 73,1% si se considera como criterio diagnóstico la imagen radiológica de consolidación, y del 85,7% en la neumonía bacteriémica. Un hecho destacable es la existencia de protección cruzada entre los serotipos vacunales y otros serotipos. Además, las vacunas conjugadas reducen el estado de portador nasofaríngeo y por lo tanto la circulación del neumococo, ya que generan inmunidad a nivel de las mucosas. Después de la inmunización con vacuna conjugada se observa una disminución significativa de la colonización por los serotipos contenidos en ella, y un aumento del porcentaje de portadores de los serotipos no vacunales. No se conoce la importancia epidemiológica de este fenómeno, aunque, según los datos disponibles en la actualidad, no parece observarse un incremento de casos de enfermedad invasora por serotipos no vacunales.  

 
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